ROSA EMILIA MANSILLA

Querida Rosita,
Me contaron que se fue durante el sueño, tal como el ángel bueno que fue Ud. durante toda su vida.
Solo lamento que no alcancé a despedirme de Ud. Y lo siento mucho. Pero Ud. sabe bien que la habría abrazado con todo mi amor de siempre, dándole todo el aliento y esperanza para la llegada al Cielo, que era donde tenía que llegar.
Rosita, la imagino caminando a su paso libre, ágil y liviano al encuentro de nuestro Padre, con su cara llena de felicidad, de haber llegado a la meta invicta, pero humilde y con ese sello inconfundible del Amor en su mirada.
Los recuerdos de su cariño son muchísimos, tanto hacia mi, como a toda mi familia, especialmente hacia mis dos hijas, a quienes Ud. regaloneó, enseñó y cuidó durante tanto tiempo.
Siempre la recordaremos por todas las bendiciones que Ud. nos regaló, con su risa espontánea y chispeante, y su eterna buena voluntad. Las penas no duraban mucho en su compañía.
Y ahora, habiendo completado su vida, no me cabe duda que estará en alguna estrella brillante de Amor acompañada de sus seres queridos y al amparo de nuestro Padre.
Gracias, Rosita, por todo el enorme cariño, las enseñanzas y por habernos acompañado durante el hermoso tiempo que tuvimos la suerte de vivir junto a Ud.
Gracias, Rosita!
Viola.
23 septiembre 2021.